No siempre coleccionar se trata del acto consciente de juntar objetos de determinado carácter formando una colección de la cual sentirnos orgullosos; sino que todos desde que nacemos coleccionamos, inconscientemente, diferente objetos y de diferente manera según en que momento de nuestra vida estemos. El hombre, desde niño colecciona objetos que poseen para él un carácter especial, ajeno al del objeto en sí mismo.

Para el adulto, al rededor de los 40 años, los objetos se convierten en un fetiche, no un material amado, sino que en un producto de deseo, de pasión. La tendencia
hacia el coleccionismo 'verdadero' que se desarrolla en la pubertad, regresa con fuerza a partir de esta edad en el sexo masculino en relación con una menor actividad sexual. Cuando se produce el
periodo de mayor actividad sexual, es decir desde los trece hasta los cuarenta años (adolescencia y parte de la adultez), el
afán coleccionista desarrollado durante la infancia, tiende a decaer. Sin
embargo, al llegar a los cuarenta, surge de nuevo la necesidad de
reunir cosas debido a que ya no se puede controlar a las personas y por lo tanto aparece la necesidad de querer controlar las cosas.