No siempre coleccionar se trata del acto consciente de juntar objetos de determinado carácter formando una colección de la cual sentirnos orgullosos; sino que todos desde que nacemos coleccionamos, inconscientemente, diferente objetos y de diferente manera según en que momento de nuestra vida estemos. El hombre, desde niño colecciona objetos que poseen para él un carácter especial, ajeno al del objeto en sí mismo.
En la infancia el instinto coleccionista aparece en una
edad temprana, según algunos pedagogos, entre los tres y los seis años cuando el niño comienza a tener conciencia
de sí mismo, reconociendo su propia existencia. Los niños pequeños coleccionan estampas y reúnen sus
juguetes preferidos ya que poseen para él un sentido único. Por lo tanto, se establece una relación estrecha entre el
hombre y el objeto, llegando a convertirse éste, en pieza de colección.
Antes de la
pubertad, entre los seis y los doce, empieza a coleccionar todo aquello que constituye su mundo, objetos que carecen de
importancia para un adulto y para él constituyen un auténtico tesoro. Se
trata de una forma de organizar aquello que no le es propio, o sea, el
mundo exterior. Durante la adolescencia,
entre los doce y los dieciocho años, este tipo de coleccionismo infantil
empieza a debilitarse. Lo normal es coleccionar fotografías de actores y cantantes favoritos o deportistas famosos.
Para el adulto, al rededor de los 40 años, los objetos se convierten en un fetiche, no un material amado, sino que en un producto de deseo, de pasión. La tendencia
hacia el coleccionismo 'verdadero' que se desarrolla en la pubertad, regresa con fuerza a partir de esta edad en el sexo masculino en relación con una menor actividad sexual. Cuando se produce el
periodo de mayor actividad sexual, es decir desde los trece hasta los cuarenta años (adolescencia y parte de la adultez), el
afán coleccionista desarrollado durante la infancia, tiende a decaer. Sin
embargo, al llegar a los cuarenta, surge de nuevo la necesidad de
reunir cosas debido a que ya no se puede controlar a las personas y por lo tanto aparece la necesidad de querer controlar las cosas.